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12/14/2025
Literatura indígena, complemento de las letras mexicanas

Literatura indígena, complemento de las letras mexicanas

Encontrar textos literarios escritos en lenguas mexicanas en compilaciones editoriales y congresos académicos es el resultado de décadas de una lucha social librada por sus creadores.

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    Ñuú ké nixi’i ra xii yú ra kua’an ndi’i ña’a xí’ín ra: tu’un nindatu’un rá xa’a leko ña kána ra savi.
    De noche murió el abuelo y se llevó todas las cosas: el cuento del conejo, la predicción de la lluvia
    Florentino Solano, escritor tu’un sávi / mixteco

    El mundo es un pañuelo, suele ser una declaración común cuando coincidimos con personas que se conocen entre sí y comparten algún gusto o consumo cultural. En realidad hay infinidad de pañuelos, quizá no salimos de los mismos círculos, habitados por el mismo tipo de gente y con las mismas preferencias, entonces, un atisbo de diferencia es suficiente para reflexionar esos ciclos y lo que existe más allá. Así lo cavilé tras conversar con un amigo, ávido lector de plumas mexicanas y promotor literario en los universos digitales, quien me compartió las palabras de algún autor que hablaba de cómo la población indígena tuvo que aprender a hablar español forzadamente, esa declaración lo sorprendió; le respondí que esa práctica la confirman muchos escritores, como el zapoteco Javier Castellanos, y comenzamos a hablar de la nombrada ‘literatura indígena contemporánea’ tan conocida por mí y cierto grupo de amigos, tan lejana y desconocida para él y otros grupos de amigos.

    Días después retomamos el tema en una librería pues mientras revolvíamos libros llamó mi atención un ejemplar de portada estridente: Monstrua. Antología de diez escritoras mexicanas, publicado por la UNAM, coordinado por las escritoras Brenda Lozano y Gabriela Jáuregui, hojeándolo fue grata mi sorpresa al encontrar entre sus secciones los versos de la tutunaku / totonaka Cruz Alejandra Juárez, la mixteca / ñuu Savi Nadia López García y la propuesta de guión radiofónico de la nahua Aracely Vazquez González, como parte del mosaico de nuevas letras femeninas nacionales. No pude hacer otra cosa que comentar: tener a autoras indígenas en un compilado de escritoras mexicanas es resultado de más de cuatro décadas de lucha.

    ¿Por qué resaltar este texto?, ¿en qué radica su importancia y porqué es un logro? Es conocido el constructo de invisibilizacion histórica al que han sido sometidas las lenguas mexicanas a partir de políticas indigenistas que buscaron unificar la diversidad identitaria nacional, su máximo logro fue la instauración del idioma español como única lengua para uso oficial, social y cotidiano, hoy nos alcanza esa herencia al creer que “los indios hablan dialectos”. ¿Cómo resarcir ese imaginario colectivo?, quienes debían librar la batalla eran, y son, los implicados, los hablantes de estas diversidades lingüísticas debían, no ganar, sino reclamar sus lugares en el ámbito social y para lograrlo uno de esos frentes ha sido el arte, la palabra escrita convertida en símbolo de resistencia y permanencia cultural.

    A partir de la década de los setentas una primera generación de escritores indígenas, resultado colateral de la política educativa encaminada a formar docentes rurales con la misión de alfabetizar en castellano pueblos indígenas, tomó la iniciativa contestataria de documentar la oralidad de sus comunidades produciendo, sin saberlo, los primeros acervos de este movimiento letrado, contar la historia completa es tarea extensa, basta decir que hoy, no sólo se cuentan publicaciones que documentan la tradición oral, también hay antologías, novelas, poesía y cuentos derivados de un ejercicio original, creativo, estético.

    Para la década de los años ochenta e inicios de los noventa, gracias a la intervención e iniciativa del escritor Carlos Montemayor, pionero en las investigaciones de este tema, colectivos de distintas regiones del país, sobre todo del sureste: Chiapas, Yucatán y Oaxaca, debido a un intenso y silencioso trabajo que tomó forma en talleres, asociaciones y teatro comunitario se aglutinaron y dieron luz a sus primeras publicaciones, porqué esperar el interés de las editoriales establecidas por el canon oficial si ellos lo podían hacer. La auto publicación fue una estrategia que comenzó a tomar fuerza convirtiéndose en los cimientos de la visibilización regional y nacional, así surgió ELIAC, Escritores en Lenguas Indígenas AC., pilar fundamental en su historia. Editoriales como la desaparecida Editorial Diana, publica, por ejemplo, Tatei yurienaka y otros cuentos huicholes (1994) del wixarika Gabriel Pacheco Salvador, en una época donde nadie concebía la posibilidad de un escritor / intelectual indígena, él mismo, desde hace veinte años, impulsa el Encuentro Nacional de Escritores Indígenas, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, FIL, el programa de becas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, FONCA, instauró la categoría “Letras indígenas” en sus convocatorias para creadores, posibilitando un canal más para esta producción literaria, aunque eso no necesariamente significó una publicación, fue un foco más que alumbró el andar.

    Hoy se robustecen las compilaciones y estudios de crítica literaria. En recopilaciones, por ejemplo, La literatura mexicana del siglo XX (2008), coordinada por Manuel Fernández Perera y publicada por el Fondo de Cultura Económica, incluyó un ensayo del escritor nahua Natalio Hernández, para sumar el tema no podía haber mejor experto. En cuanto a crítica, recientemente se publicó La experiencia literaria en lenguas indígenas mexicanas. Creación y crítica (2019), coordinado por el investigador hñahñü / Otomí, Felipe Canuto, publicado por la Universidad de Guanajuato y, sólo por mencionar otro proyecto, el fondo editorial Tierra Adentro, incluye en su catálogo Nana Ñ’u, (2012), de Melina González Guzman, narraciones escritas en la variante hñahñü del Valle de Mezquital, Hidalgo.

    Y así, podemos encontrar proyectos que trazan el posicionamiento social de la literatura en lenguas indígenas como una veta más de la literatura mexicana. Lo mismo sucede en los congresos académicos, cada vez somos más quienes aportamos visibilizando y presentando el tema en encuentros literarios y no sólo en encuentros de “interculturalidad”, como tradicionalmente se clasificaban estos estudios. Quizá seguimos siendo un pañuelo, la diferencia es que éste hondea alto y su bullicio se desborda hacia nuevos públicos y espacios pues finalmente emana de las plumas y voces de sus creadores.

    5 de abril de 2023, 20:38

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