Con 63 años a cuestas y apoyada sobre su bastón, María Isabel Hernández Torres recorría las calles de Balcones de la Joya buscando cambiar la condición agresiva de la zona a través de actividades sociales, culturales y deportivas.

Sin embargo, la violencia que combatía la alcanzó y el sábado primero de julio fue víctima de un atropellamiento doloso al intentar detener una pelea.

Entre la gran cantidad de personas que se dieron cita en su velorio resonaba la misma frase,” María Isabel era alguien dispuesta a trabajar para mejorar nuestras colonias”.

Isabel entendía el contexto de inseguridad en el que vivía junto a sus vecinos, fue por ello que impulsó la construcción de espacios públicos para realizar actividades deportivas y alejar a niños y jóvenes del vandalismo que impera en la zona.

De acuerdo con testigos del hecho, el nieto de Hernández Torres ingresó a una tienda de abarrotes, al salir tres sujetos le cerraron el paso y comenzaron a golpearlo, al escuchar los gritos del altercado su abuela acudió a detener la pelea, pero fue embestida en dos ocasiones por la camioneta de los agresores, que después huyeron del lugar.

De acuerdo con la familia de María Isabel, las acciones de las autoridades para investigar el asesinato se han limitado a tomar la declaración del joven agredido.

En 1993, Hernández Torres y su familia se establecieron en Balcones de la Joya. En aquella época los servicios de telefonía eran escasos, por lo que una radio de banda civil y sus conocimientos en primeros auxilios la convirtieron en la primera opción para atender las emergencias médicas que había entre los pocos residentes de la zona. Así comenzaría su participación social que mantendría a lo largo de 30 años.

“Cuando sucedía algo o tenían alguna emergencia venían con ella y le pedían usar su radio, también sabía de primeros auxilios, entonces en lo que llegaban los cuerpos de emergencia ella los ayudaba con lo que sabía”, recuerda Reina Cuevas, hija de Isabel Hernández.

Las acciones de María Isabel influyeron para que su hija se haya inclinado por estudiar enfermería, carrera de la que se graduó un mes antes del asesinato de su madre.

“Al ver a mi mamá cómo atendía a las personas me llamó mucho la atención la enfermería y decidí estudiar esa carrera. Doy gracias a dios que me permitió darle a mi madre la satisfacción de ser enfermera”, relató Reina Cuevas.

Con el paso de los años, el polígono de las Joyas creció de manera exponencial, pero también lo hizo la violencia y la desigualdad entre los más de 70 mil habitantes que existen en las 46 colonias que conforman esa zona.

Entendiendo que la mejor manera de crear un entorno sano para su familia era ayudando a sus vecinos, comenzó a participar en los comités de colonos, en donde se convirtió en líder vecinal, para después integrarse a las organizaciones civiles Red de la Olla y Auge. Así fue como Isabel Hernández, descrita por sus compañeros como una persona de trato amable y siempre dispuesta a ayudar, comenzó con su activismo, que se extendió por más de 30 años.

“Isabel siempre fue consciente de la realidad en la que vivía ella y su comunidad. Fue muy solidaria y comprometida en resolver esos problemas”, explicó David Herrerías, integrante de la asociación civil AUGE, dedicada a la autogestión y educación comunitaria.

Chabelita, como era llamada por sus amigos y familiares, siempre mostró preocupación por los más jóvenes; su amabilidad y habilidades para comunicarse le ayudaron a gestionar la construcción de un gimnasio en el Módulo deportivo de las Joyas, en donde junto a su esposo Hermilio Cuevas, impartía clases de lucha libre y box.

“Ella organizaba talleres y exhibiciones de lucha libre para que los chavos se clavaran en el deporte y fuera ahí en donde desfogaran todo lo que trajeran encima”, recuerda David Herrerías.

Esto le valió la admiración de sus vecinos, que sumados al resto de la comunidad reconocían el valor de sus acciones en favor de sus habitantes.

“Muchas personas que no conocíamos se han acercado a nosotros para decirnos que gracias a los consejos de ella (Isabel Hernández) se convirtieron en personas de bien”, recordó Reina Cuevas.

El activismo de Chabelita no se limitaba al tema social. Con el apoyo de Red de la Olla organizaba brigadas para limpiar predios y calles, “siempre tenía la actitud de hacer cosas y siempre estaba dispuesta a aportar algo a su comunidad”, aseguró David Herrerías.

Sin importar sus enfermedades y problemas físicos Chabelita continuó buscando apoyos sociales, actividad a la que dedicaba gran parte de su tiempo, coinciden Lucía Águila, Carmen Sandoval y David Herrerías.

“Es muy sorprendente, pues en lugar de dedicar toda su energía y sus fuerzas para ir mejorando económicamente, ella dedicaba más de la mitad de su tiempo a cuestiones comunitarias”, narra David Herrerías.

“Tenía sus enfermedades y problemas, pero siempre buscaba cómo poder ayudar a sus vecinos, sí no podía las canalizaba con alguien que lo hiciera, siempre estuvo para todo y para todos, recuerda con la voz entrecortada Lucía Águila.

Por su activismo, pero sobre todo por su amabilidad y cercanía con la gente, Chabelita era muy querida por sus vecinos, amigos y los pequeños a quienes impartía catecismo en la parroquia de Santo Domingo.

“Ella siempre hizo el bien para la gente, sí sabía que su vecina no tenía que comer iba y le ofrecía un taco, si pasaban por una situación difícil los apoyaba sin ningún interes”, relata Lucía Águila.

El asesinato de Isabel causó impacto entre funcionarios y políticos que la conocieron, los mismos expresaron sus condolencias posteando un mensaje en sus redes sociales; pero también lo hizo en un polígono que clama por más activistas como María Isabel.

“Cuando nos avisaron no lo podía creer ¿Por qué a ella? Chabelita no se merecía morir así, fue una gran persona”, mencionó Carmen Sandoval.

A 11 días del homicidio de María Isabel, el responsable se encuentra plenamente identificado por la Fiscalía General del Estado, no ha sido detenido.

Hoy su altruismo y acciones son un legado que los habitantes de las Joyas buscan mantener como un ejemplo de que pese a la adversidad las cosas pueden cambiar.

“En honor a ella debemos continuar con las acciones que realizó hasta sus últimos días, ese es el ejemplo que nos dio y que debemos mantener para el bien de nuestra sociedad”, afirmó Lucía Águila.