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Me dueles, mayo
A un año del asesinato de Ingrid, joven veracruzana en Ouebla, su mamá del mismo nombre ha decidido que es el momento de hablar sobre “su arenita” o “su unicornia"
El derecho (y el tiempo) de decidir cuándo hablar…
Estoy bien… el bien fluye de manera automática, ‘porque es un bien’ dentro de lo que podemos estar… a pesar de todo hoy ha sido un buen día…. Es la afable voz de Ingrid Rubí Aguirre González, una mujer originaria y habitante de Veracruz, con experiencia profesional en áreas de psicología, dedicada a la docencia en la Universidad Veracruzana y madre de dos hijas, Ingrid y Andrea, la primera de 20 años asesinada el 12 de mayo de 2019 en Cholula, estado de Puebla, la segunda hoy de 18 años.
A un año del asesinato de Ingrid, su mamá del mismo nombre ha decidido que es el momento de hablar sobre su hija, su familia y los feminicidios que no cesan en el país y que hoy le conmueven y atraviesan de forma distinta.
Durante un año como familia se negaron a dar cualquier tipo de declaración o testimonio a medios de comunicación, entre el agotamiento, el temor a la revictimización de la memoria de su hija y a la seguridad de su familia, saben que lo ocurrido con Ingrid “fue una nota de tres días y con información incorrecta”, en algún medio apenas un amarillista e impersonal encabezado “Feminicidio 39: Ingrid Aremis, estudiante de la BUAP”, en tanto para ella y su familia se trataban de hechos que marcarían un antes y un después en sus vidas.
Con motivo del primer aniversario luctuoso de la mayor de sus hijas, Ingrid Rubí quiere (necesita) hablar y transmitir, así ha decidido canalizar el dolor que no da tregua, ha elegido hacerlo con fines de prevención y denuncia, ¡que no le ocurra a otras mujeres! Como parte esta dolorosa jornada conmemorativa en recuerdo de su hija, Ingrid Rubí ha decidido realizar un foro virtual titulado “Alto al feminicidio” con expertas y expertos en violencia de género de distintas universidades e incluso ella misma participará. Esta actividad abierta al público, junto con la presente entrevista, se realizarán el día en que su hija, justo hace un año, regresaba a casa después de una jornada de trabajo y convivencia con amistades para horas más tarde ser asesinada por un hombre en el que ella alguna vez confió.

Una joven que soñaba convertirse en unicornio
El veracruzano “TeamGueAgui”, la amorosa forma en la que se nombran como familia nuclear, inició hace casi 23 años cuando Ingrid Rubí y Víctor Hugo Guevara Durán decidieron establecerse y formar un proyecto familiar. Ingrid fue la primogénita después de un embarazo de ocho meses “un nacimiento simpático”, así lo recuerda su madre de entonces 19 años al traer a su memoria una preclamsia que no generó mayores consecuencias , tres años más tarde llegaría Andrea.
…Yo siempre quise tener sólo dos, siempre pensé que anatómicamente estaba hecha para dos, tengo dos manos entonces solo podía tener dos hijas o hijos de cada lado (…) Ambos embarazos que aún hoy puedo decir que fueron bellos y los disfruté mucho…
La primogénita Ingrid vio la luz del mundo el 3 de junio, el próximo mes hubiera cumplido 22 años como desde su llegada a la vida hoy es luz. El nacimiento de Andrea completaría “el equipo”, hermanas unidas, involucradas, como suelen propiciar algunas familias, fue la hermana mayor la que eligió el nombre de la recién llegada, siempre fue una hermana protectora, amorosa, tierna y sensible… ¡que nadie le tocara a su hermana Andrea! Así crecieron, así vivieron e incluso hoy siguen (y seguirán) unidas de otras maneras.

…Ingrid era muy querida, el día de su velorio era imposible caminar en la funeraria por la cantidad de personas que asistieron a acompañarla… para mí era “mi arenita” o “mi unicornia", con todo lo seria y formal que era, su pensamiento creía y amaba el mundo mágico de las hadas y los unicornios…
Ingrid tiene un año que no ha regresado a casa, no lo hará más, “a manera de herencia” dos mascotas que siempre fueron su adoración hoy se encuentran al cuidado de la familia “Cookie y Hermes”, dos perros adoptados que en vida fueron elegida responsabilidad de Ingrid y hoy representan, junto con sus amistades, una parte viva de ella:
…Vemos a Cookie, que es una perrita de diez años de edad, y recuerdo las pláticas con mi hija, ‘mamá, ¿qué voy hacer el día que me falte Cookie?, me consuela pensar que el día que yo muera ella estará esperándome’. Este diálogo apenas sería unos meses antes de aquél 12 de mayo…
La perrita ante la ausencia de Ingrid suele estar cerca de la que era su habitación que hoy en día permanece intacta, suele ingresar por momentos únicamente para olfatear algunos de sus objetos personales. Ya no se sube más a la cama, con la ausencia de Ingrid se acabó ese hábito, hoy apenas se recuesta a un costado. Ella también extraña Ingrid, y contrario a los planes, es a ella a quien Ingrid esperará al término del arcoíris, lugar al que suele asociarse el destino final de los perros que han sido amados.
Como parte del legítimo duelo de la familia han decidido que la habitación de Ingrid permanezca “como su habitación”:
…Es el espacio donde la he acomodado, cuando tuvimos la oportunidad de ir por sus cosas personales a Puebla, traer de regreso sus cosas, fue como haberla traído de vuelta simbólicamente… Sus libros en su lugar y todo en orden como a ella le gustaba, aún “le pido prestada alguna prenda” y después de usarla se la devuelvo en su lugar…
Elegir una carrera universitaria suele ser un proceso de diálogos y decisiones familiares, máxime en un espacio que habían construido los padres de Ingrid con cada una de sus hijas, en agosto de 2016 comenzarían las reglas y acuerdos. Una vez que eligió la carrera de psicología, en afinidad con su mamá, la segunda elección sería la Universidad, de elegir Puebla, lo que se le indicó es que debía ser una escuela pública, cerca seguía ya los pasos su hermana Andrea.
…Pensamos en Puebla porque en aquel momento, como ahora, la inseguridad y el riesgo para las mujeres era alto en Xalapa… irse a Puebla era una alternativa de seguridad….
El trazo de la ruta académica fue de horas de investigación, contrastes entre universidades y ciudades. Ingrid, que siempre fue una buena estudiante, no tuvo mayor problema para su ingreso, lo hizo entre los primeros estudiantes aceptados. Así llegó a la Facultad de Psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Lo que ocurriría después hoy forma parte de las bonitas anécdotas familiares, la búsqueda del lugar más seguro y cercano para vivir, se trasladaría en transporte público de ahí que la ubicación fuera clave. Sus padres y hermana fueron a la pensión elegida, la cual pintarían y acomodarían para hacer confortable aún y cuando ésta fuera pequeña. Con esa tranquilidad sus padres la dejaron en Puebla.
Al irse a Puebla, Ingrid mantendría su relación con quien desde años previos era su novio, Alejandro, Ale un joven de Xalapa del que aún hoy su familia se expresa con afecto y gratitud, eventualmente se siguen frecuentando en misas, rosarios y algunas reuniones como la decembrina. Fue alguien importante en la vida de Ingrid, así lo valora a distancia y en presente su madre.
Nos han enseñado a tener miedo…
Yo sabía, ella sabía (Ingrid) que mataban a las mujeres, de hecho ella estaba trabajando un proyecto desde 2018 sobre violencia de género. A distancia recuerda que su hija en el 2016 tuvo una experiencia de acoso callejero, que en aquel momento le compartió con indignación e ira, intentaría denunciar, por falta de datos sobre el agresor no sería posible, lo intentó. Sería su primer acercamiento que le atravesaría el cuerpo, sus emociones, su tranquilidad, de ahí surgiría un interés académico que varias veces proyectó trasladar a un ejercicio profesional… cuando sea psicóloga, repetía.
A los meses de llegar a establecerse en Puebla y comenzar a estudiar, la joven de entonces 20 años ingresaría a trabajar sin la autorización de sus padres, lo haría como relacionista pública de un bar, es en este lugar donde conocería a quien hoy se encuentra en prisión preventiva y vinculado a proceso como responsable del feminicidio que privó de la vida a Ingrid, Ricardo Iker Espinosa Luna de 40 años.
Cuando llegamos a este punto la voz de Ingrid Rubí es imposible se mantenga entera, sus respiraciones y silencios se alargan, es comprensible, ¿cómo repasar el asesinato de una hija?, ¿cómo hacerlo sin responsabilizarla de su propia muerte, cuando muchos pudieron haberlo hecho?, ¿es posible narrar lo que apenas conoces a través de las investigaciones y de las anécdotas que se van acumulando a lo largo de un año? Ella lo intentó resumiendo los momentos previos al asesinato de su hija, lo importante a documentar en esta entrevista es la vida de Ingrid, no su brutal y absurda muerte provocada, así lo entendimos ambas sin mencionarlo, no era necesario:
…Lo conoce en el Bar, él también trabajaba ahí, comienzan a ser amigos, ella comienza a confiar y él la comienza a pretender… En ese lapso ella había terminado su noviazgo con Ale, aunque seguían frecuentándose, siempre fueron amigos antes que pareja…
…Entiendo que comenzó a tener una relación breve con ese sujeto. No va a prosperar a pesar de los intentos de control y manipulación de él, esto va a detonar que comience a hostigarla, a chantajearla, solicitándole cualquier obsequio que ella hubiera recibido de él, siguieron los ataques de diferentes formas contra ella… Mientras esto ocurría nosotros no lo sabíamos, subió de peso, comía por ansiedad, pero nosotros creíamos que era estrés escolar.
…Disminuyó las visitas al hogar familiar por “temas escolares”, la notábamos ojerosa, incluso papá una vez le preguntó sobre unos moretones en los brazos, entonces dijo que se había golpeado. Ahora sabemos que era agredida físicamente…

…“Hubo algo” que genera que mi hija decida presentar una denuncia en marzo de 2019 ante la Fiscalía del Estado por violencia familiar y delitos de género… Aquí les van a proponer la firma de un *Convenio de mutuo respeto… Aquí nosotros es que creemos que él con esta afirma, asiente su violencia, y ella lo que estaba ocurriendo con él…
…Después de esto, todo parecía normal, no sabemos en qué momento volvieron a tener comunicación nuevamente. Con el asesinato de mi hija desapareció su teléfono, no sabemos de sus comunicaciones… Preguntando a sus amigas, solo me dijeron “ya saben cómo era su hija, en el sentido de que ella siempre creía que las personas merecían una segunda oportunidad”… Así es como salieron el 11 de mayo, hace un año, su penúltimo día de vida.
Ese día saldrán a diferentes lugares, incluido el Bar donde alguna vez él trabajo y ya no lo hacía más. Discutirían y lo sacarían del lugar a solicitud de Ingrid. Él se va a la casa donde sabía dormía ella con una amiga al término de sus jornadas laborales, ahí la esperaría hasta que llegó entrada la madrugada del domingo 12 de mayo. Las cámaras permiten inferir que ella le permitió el acceso al domicilio donde no se encontraba ninguna de sus compañeras de casa, a él se le ve salir a las 11 de la mañana. Ella no saldrá nunca más por su propio pie. Entrada la tarde de ese día una de sus compañeras la encontrará sin vida y con señales de violencia su piel ya había cambiado de color, serán estas chicas quienes avisen a sus padres ¡por favor vengan, su hija no responde!, eran las 7 de la noche de ese último domingo.
…Una pregunta que seguimos haciéndonos como padres es… ¿qué pudo haber pasado por la cabeza de mi hija para dejarlo entrar a casa cuando ya sus compañeras le habían dicho que, de presentarse, no lo dejara pasar?
A un año de los hechos aún se desconocen detalles de lo que pudo ocurrir previo a las 11 de la mañana. Ese día a las 9 de mañana madre e hija tuvieron su último intercambio de mensajes, ella les agradecía que sus padres le hubieran hecho el depósito para su manutención. Con este mensaje su mamá estaba tranquila, en ese momento desayunaban en familia y como una extraña coincidencia durante los alimentos el tema era Ingrid y sus planes.
Los padres de Ingrid llegarán al domicilio acordonado donde aún se encontraba su cuerpo, en ese lugar la verían por última vez, el sillón ensangrentado no desapareció el olor vainilla habitual de su cabello. Ese olor permanece en los recuerdos vivos de sus padres.
…Escuchar el cierre de la bolsa, cada día la escucho… En ese momento lo único que pude decirle fue ¡vuela alto hija, te veo en la eternidad!...
La Fiscalía les informaría horas más tarde que la causa de muerte de Ingrid, quien entonces cursaba el 6.º semestre de Psicología fue asfixia, aunque se presumen la existencia de golpes previos. Ricardo Iker desde un inicio fue señalado por amigos de Ingrid, ahí sería donde su madre se enteraría de la existencia de este sujeto que doblaba la edad de su hija y de quienes sus amistades no daban las mejores referencias.
No pudieron cremarla, pese a que alguna vez en diálogos familiares sobre la muerte ella externó esa decisión. Entonces ella, como muchas otras mujeres en México, jamás previó morir asesinada, menos aún a manos de personas en las que alguna vez confiaron. Ninguna lo pensamos, aún y cuando 10 mujeres son asesinadas cada día en este país, de acuerdo al informe de la ONU.
Apenas unos días después del feminicidio de Ingrid, el 3 de junio tuvo inicio el proceso que actualmente se encuentra en etapa intermedia, aparentemente él se entregó de forma voluntaria. Para la familia de Ingrid no hay alternativa: creen firmemente que él es el responsable de la muerte de su hija, confían en poder acreditarlo. Un 3 junio que debiendo estar festejando el cumpleaños número 21 de su hija, su familia estaba en un juzgado exigiendo justicia y la presentación del culpable.
De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Puebla ocupaba el segundo lugar nacional en feminicidios, junto con el estado de Guanajuato y otros, la impunidad y la negativa gubernamental explican de cuerpo entero las crecientes cifras de agresiones y muertes de mujeres. Sus vidas, nuestras vidas no importan.
…Aún no me atrevo a nombrar que mi hija fue asesinada… aún no puedo decirlo de esa forma. Será parte de este proceso de tratar de entender…

Una reiterada reflexión para los acríticos
Cuando termino de escribir la conversación con la madre de Ingrid viene a mi cabeza una serie de (absurdos) señalamientos que aún resultan habituales en foros y espacios de discusión, “la violencia sólo le ocurre a ciertas mujeres, las de clase ‘N’, las de escolaridad ‘N’, las de edad ‘N’, las que ‘vivieron violencia’ en su infancia, las que fueron ‘sobreprotegidas’, las ‘que se dejan’, las que no tienen familia, etc… Y entonces reflexiono, el feminicidio de Ingrid, como el de cada una de las mujeres asesinadas, no admiten ni clasificaciones ni estereotipos, las historias de vida refutan tan estrictos, vacíos y reduccionistas criterios, a la vista en este texto para constatarlo.
PD. Como una coincidencia que ninguna previmos esta entrevista la realizamos el 10 de mayo, Ingrid Rubí en este día desde sus circunstancias tan injustas como dolorosas sin saberlo se ha sumado a las más de 10 000 madres de familia que en tan solo el año anterior fueron víctimas secundarias de feminicidio, sus hijas fueron asesinadas en contextos donde ser mujer es la causa que explica las violencias. Un país que mata a sus mujeres.