La publicidad de alimentos y bebidas ultraprocesados se ha adaptado a los nuevos medios digitales, dirigiendo sus estrategias a niños, niñas y adolescentes a través de plataformas como Twitch, Facebook y redes sociales. Estudios revelan que un alto porcentaje de los anuncios que ven los jóvenes promueven productos no saludables, lo que contribuye a problemas como la obesidad y la diabetes.

Aunque las plataformas han intentado regular esto, las medidas han sido insuficientes. Las empresas utilizan tácticas como el uso de influencers y personajes animados para atraer a este público.

La falta de regulación efectiva en internet permite que estas prácticas continúen, generando una crisis de malnutrición y enfermedades relacionadas con la alimentación.

Expertos coinciden en que es necesario implementar medidas más estrictas y transparentes para proteger a los consumidores, especialmente a los más jóvenes, informando claramente sobre sus consecuencias.