La falta de reglas claras y de perfiles vinculados a la creación literaria en la integración del Comité Editorial ha despertado la inconformidad de escritores del estado, quienes reclaman a la Secretaría de Cultura no solo la conformación formal de este organismo, sino también la materialización de publicaciones y otros proyectos necesarios para el sector.

Al menos 40 editores, escritores y promotores culturales se reunieron el viernes pasado en una asamblea virtual de seguimiento con la directora general Editorial y de Publicaciones de la Secretaría de Cultura, Katia Nilo Fernández. En una reunión previa, realizada el 27 de agosto en Salamanca, la dependencia estatal presentó tres propuestas de perfiles para conformar el consejo: todos ellos personas fuera del estado.

Se trata de Nubia Macías, socióloga, periodista y gestora cultural de Jalisco; Édgar Barroso, experto en big data e inteligencia artificial, guanajuatense radicado en Suiza; y Aránzazu Núñez, editora y gestora cultural de Querétaro. La Secretaría de Cultura plantea este proceso como un ejercicio de democratización, en el que dos consejeros puedan ser elegidos y votados por el propio gremio editorial.

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Sin embargo, para la comunidad literaria de Guanajuato no hay criterios claros sobre la conformación del comité, ya que no existe información sobre la manera en la que fueron seleccionados los perfiles propuestos por la instancia. Tampoco se sabe si recibirán honorarios, qué facultades tendrá el grupo o cuál será su vigencia.

“La propuesta está muy suelta, sin reglas, sin términos, y es algo que a nosotros nos preocupa… muchos se preguntan si va a haber honorarios o no; eso también les preocupaba, y creo que es algo que no tenemos nada claro… tememos que se presente, a través de la Secretaría, a través de La Rana, un escaparate vacío”, afirmó Jaime Panqueva, escritor de Irapuato, durante la reunión.

El autor también reprochó que, durante el año de gestión de Lizeth Galván Cortés como titular de la Secretaría de Cultura, no se hayan realizado publicaciones a través de la editorial estatal. Por su parte, Katia Nilo afirmó que sí ha habido publicaciones, aunque enfocadas principalmente en reediciones.

Nilo Fernández agregó que, durante la transformación del Instituto Estatal de la Cultura a Secretaría de Cultura, el presupuesto para el área editorial no fue considerado, aunque ya se otorgó una ampliación presupuestal para ese rubro. A través de Comunicación Social, se informó que el monto disponible actualmente para esta materia es de 3 millones de pesos.

Entre inquietudes y vacíos, exigen transparencia

Las coincidencias sobre la incertidumbre en la integración del comité surgieron de varias voces, provenientes de distintos municipios del estado, y coincidieron en que la conformación del consejo debe ser plural y participativa. Incluso, plantearon la posibilidad de que se realice mediante convocatoria pública.

Macaria España, escritora y promotora cultural de Celaya, consideró que la propuesta de la Secretaría de Cultura no constituye un comité editorial: “Es otra cosa totalmente diferente, y yo cuestionaría también si en verdad se necesita ese consejo consultivo, que en todo caso pasaría a serlo. Porque con mi experiencia como coordinadora editorial de una institución del Estado, cuando necesitábamos a alguien experto, por ejemplo en marketing, se contrataba a un especialista externo, y siempre mediante convocatoria, porque obviamente todo eso es auditable”, explicó.

Señaló que, al tratarse de una institución pública, la Secretaría debería realizar una convocatoria para definir los perfiles expertos, y no basarse en lazos de amistad. “Si yo dijera: ‘yo tengo un amigo’, pues me meto en un problema muy grave”, expresó.

En una reunión realizada en Salamanca el 27 de agosto, la instancia presentó su propuesta de integración del comité, que tendría como funciones clave: establecer criterios para las convocatorias que garanticen la calidad y diversidad de las publicaciones, acompañar la modernización de formatos, plataformas y estrategias de acceso a los libros, evaluar y validar propuestas editoriales desde múltiples perspectivas, y fomentar la inclusión.

En la presentación, circulada entre la comunidad literaria, se menciona: “Para cumplir con estos propósitos, la integración del comité requiere perfiles multidisciplinarios que acompañen miradas complementarias, actualizadas y pertinentes a las necesidades actuales del ecosistema editorial”.

Con esta idea, se sugirió incorporar a una persona experta en comercialización editorial y ferias del libro; un experto en big data, arquitectura del conocimiento digital e inteligencia artificial, y una profesional con experiencia en publicaciones impresas, digitales y sonoras. Los perfiles propuestos fueron Nubia Macías, Édgar Barroso y Aránzazu Núñez, esta última fue proveedora del Instituto de Cultura de León, cuando Katia Nilo, encabezó este organismo. 

En el currículum de la primera destaca su trabajo periodístico en El País y como corresponsal en Europa, además de haber sido parte del equipo organizador de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara durante 10 años y directora del Grupo Editorial Planeta durante cuatro. Actualmente, es consultora y reside en Jalisco.

Édgar Barroso es guanajuatense, pero radica en Suiza. Según la Secretaría, su perfil destaca por su formación como músico en Harvard y por ser fundador de una empresa de desarrollo tecnológico dedicada a la inclusión y la transformación digital en México, llamada Antena Labs. Su incorporación responde a la necesidad de gestionar datos que permitan comprender los hábitos de lectura, optimizar estrategias de distribución y diseñar contenidos personalizados.

En cuanto a Aránzazu Núñez, quien vive en Querétaro, se menciona su experiencia como productora en una agencia consultora especializada en el desarrollo de contenidos narrativos y proyectos culturales. En redes sociales, la consultora y la directora editorial de La Rana han compartido su amistad en fotografías.

Con esta información, proporcionada previamente a autoras y autores del estado, Macaria España reiteró que la conformación del comité debería realizarse a través de una convocatoria, en la que se designen los perfiles y su labor sea honorífica. Además, señaló que no hay claridad sobre si las personas expertas sugeridas por la Secretaría recibirán honorarios, ya que en la presentación incluso se detallaron las funciones de los consejeros.

Max Santoyo, editor y escritor del municipio de León, también expresó su preocupación sobre las funciones del comité y sus posibles limitaciones. Afirmó que, aunque la directora editorial ha aclarado que el comité no determinará las publicaciones, sí se contempla que pueda establecer criterios en las convocatorias y garantizar la calidad y diversidad de las mismas.

“Denostar los proyectos que son endebles es muy sencillo. Iniciar un incendio donde hay un exceso de gasolina también. Creo que estamos hablando de terrenos bastante pantanosos, con bastante problema. Sí, habría que entender bien claro qué es lo que se propone hacer este comité editorial. ¿Hasta dónde sí, hasta dónde no?”, comentó.

Por su parte, Jaime Panqueva subrayó su preocupación ante la posibilidad de que la integración del comité se realice de manera apresurada o, peor aún, como un “albazo”, aunque reconoció que es urgente tomar decisiones y poner en marcha los proyectos, ya que denunció que no se han realizado publicaciones desde La Rana en el último año.

“Creo que podemos ir por buen camino si la decisión no se precipita, pero también somos conscientes de que ya va para un año y tenemos que darle agilidad al tema para que La Rana publique, porque hasta donde sé, no ha habido publicaciones tampoco este año. Entonces sí necesitamos poner a funcionar esto. Si no, ¿el presupuesto a dónde se va a ir?”, cuestionó.

En este sentido, señaló que, si las definiciones no se toman por consenso desde la comunidad literaria y se deciden directamente desde la Secretaría, entonces la instancia debe justificar su decisión y socializarla.

¿Y dónde está el resto del equipo?

Durante la reunión virtual, mujeres y hombres dedicados a la escritura abordaron otras inquietudes y demandas, como la ausencia del equipo de la Dirección Editorial y Publicaciones de la Secretaría de Cultura, la desactualización de la Ley de Derechos Culturales para el Estado de Guanajuato, y la falta de avances en los proyectos planteados por la instancia.

En su intervención, la escritora Ana Paulina cuestionó a Katia Nilo sobre la ausencia del equipo completo de la editorial La Rana:
“Yo me pregunto, ¿dónde está el equipo de ediciones La Rana? Porque creo que eres la directora editorial, ese es tu cargo y no el de promotora. Es decir, ¿dónde está todo el resto del equipo?”.

Desde que Katia Nilo sustituyó a Mauricio Vázquez en la dirección, ha sido ella quien ha encabezado la mayoría de los encuentros con autores y autoras. Aunque en algunas reuniones se han incorporado funcionarios de alto nivel, como el subsecretario de Desarrollo Cultural y Promoción Artística y Cultural, Álvaro Lara Huerta.

Karla Gasca, autora de León, pidió que se materialicen los proyectos planteados desde la llegada de Lizeth Galván a la secretaría, e invitó al equipo de la instancia a acercarse a los creadores, pero a través de su trabajo y no de repetidos encuentros, en los que —dijo— no se ven avances significativos.

También solicitó claridad en los criterios de las convocatorias para ferias del libro y otras invitaciones dirigidas a la comunidad literaria guanajuatense, de modo que se tomen en cuenta a todas las personas y sus trayectorias.

Por otro lado, Macaria España expresó su preocupación por la desactualización de la Ley de Derechos Culturales para el Estado, a propósito de la creación del comité editorial.  Explicó que anteriormente existía un consejo cultural, el cual tendría las mismas facultades.

Recordó que, con la modificación de la legislación y la transformación del Instituto de Cultura en secretaría, hay desconocimiento sobre si ya se realizaron las adecuaciones legales y si organismos como ese dejaron de existir.

“Eso habría que checarlo, porque entonces se tendría que modificar toda la ley también. Tal vez se tendría que haber hecho primero la modificación a la ley y después la transformación a secretaría, pero bueno, eso ya no está en nuestra cancha”, subrayó.

La directora editorial explicó que el Consejo Directivo desapareció con la transformación del instituto, y que por ello es necesaria la implementación de un comité. También aseguró que los proyectos van avanzando y sostuvo que se informará sobre ello en próximas reuniones.